Para mais informações, acesse o Guia de Participação que está em nosso site www.mj.gov.br/traficodepessoas (II Plano Nacional).
Paulo Abrão Pires Junior
Secretário Nacional de Justiça
Presidente do GT Interministerial
(Johannesburgo) - La falta de supervisión y rendición de cuentas para abordar los problemas recurrentes en el sistema de salud y los abusos cometidos por el personal de este sector contribuyen a una atención materna deficiente de Sudáfrica, y socavan uno de sus objetivos principales en materia de salud: reducir la alta tasa de mortalidad materna, Human Rights Watch señaló en un informe publicado hoy. La tasa de mortalidad materna de Sudáfrica se ha cuadruplicado en la última década, por lo que es de crítica importancia la creación de estructuras de rendición de cuentas y supervisión para mejorar las deficiencias del sistema de salud, dijo Human Rights Watch.
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(Nueva York) – Siete valientes e incansables defensores de los derechos humanos serán galardonados en noviembre de 2011 con el prestigioso Premio Alison Des Forges al Activismo Extraordinario, Human Rights Watch señaló hoy. Estos activistas de Egipto, Indonesia, Irán, México, Rusia, Túnez y Zimbabue se esfuerzan en crear un mundo donde la gente pueda vivir libre de violencia, discriminación y opresión.
El galardón lleva el nombre de la Dra. Alison Des Forges, consejera sénior para la división de África de Human Rights Watch durante casi dos décadas, quien murió en un siniestro aéreo en Nueva York el 12 de febrero de 2009. Des Forges era la principal experta mundial sobre Ruanda, el genocidio de 1994 y el periodo subsiguiente. El premio anual de Human Rights Watch conmemora su extraordinario compromiso con los derechos humanos, además de su defensa de los mismos. El premio también rinde homenaje al valor de aquellos individuos que ponen en riesgo su vida por proteger la dignidad y los derechos de los demás.
“Desde los centros de la primavera árabe hasta los muchos otros lugares donde la gente que se pronuncia se ve amenazada, cada uno de estos defensores y defensoras ha mostrado un coraje y una persistencia increíbles en beneficio de los demás”, afirmó Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “Honramos su coraje y sus esfuerzos, y esperamos que este premio fomente la sensibilización del público a nivel internacional sobre las condiciones abusivas que intentan cambiar”.
Los galardonados en 2011 con el Premio Alison Des Forges al Activismo Extraordinario de Human Rights Watch son:
El personal de Human Rights Watch trabaja estrechamente con defensores y defensoras de los derechos humanos como parte de las investigaciones de la organización en aproximadamente 90 países de todo el mundo. Los defensores y defensoras serán reconocidos en las cenas anuales de Human Rights Watch de 2011 en Ámsterdam, Beirut, Chicago, Ginebra, Hamburgo, Londres, Los Ángeles, Múnich, Nueva York, Oslo, París, San Francisco, Santa Bárbara, Toronto y Zúrich.
Hossam Bahgat, Egipto
Hossam Bahgat estuvo en primer plano durante la revolución que se extendió por Egipto en enero y febrero de 2011, documentando la violencia contra los manifestantes tanto durante como después de la revuelta de Tahrir. También promovió los esfuerzos por fomentar cambios institucionales duraderos y crear un Egipto más respetuoso de los derechos; todo ello mientras continuaba con su trabajo en favor de la libertad religiosa y el derecho a la privacidad. Durante este periodo histórico, la labor de Bahgat y su Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales es más urgente que nunca. Human Rights Watch rinde homenaje a Bahgat por defender las libertades personales de todos los egipcios.
Sihem Bensedrine, Túnez
La periodista y activista Sihem Bensedrine ha trabajado durante más de dos décadas para dar a conocer las violaciones de los derechos humanos en Túnez y defender la libertad de expresión. Fue la cofundadora del Consejo Nacional para las Libertades en Túnez; del Observatorio para la Libertad de Prensa, Publicación y Creación; y de Kalima, un sitio web y emisora de radio de noticias independientes. A pesar de ser encarcelada, golpeada y continuamente acosada por el recientemente destituido gobierno de Ben Ali, el compromiso público de Bensedrine con los derechos humanos nunca flaqueó. Human Rights Watch rinde homenaje a Bensedrine por su tremendo coraje y perseverancia al proclamarse contra los abusos y apoyar las reformas de derechos humanos en Túnez.
Anis Hidayah, Indonesia
Anis Hidayah, directora ejecutiva de Migrant Care, con base en Yakarta, habla en nombre de los millones de mujeres y hombres indonesios que buscan trabajo en el extranjero para dar de comer a sus familias y se enfrentan a graves riesgos de sufrir abusos. Según han demostrado tanto Migrant Care como Human Rights Watch, los trabajadores y trabajadoras del hogar indonesios en Malasia, Arabia Saudita y Kuwait a menudo trabajan hasta 18 horas diarias, siete días a la semana. Muchos no reciben pago; algunos son confinados, golpeados o violados por sus contratantes. Human Rights Watch rinde homenaje a Hidayah por su dedicación para poner fin a los abusos atroces contra los trabajadores del hogar migrantes indonesios.
Farai Maguwu, Zimbabue
En su cargo de director del Centro de Investigación y Desarrollo de Zimbabue, Farai Maguwu ha llevado a cabo extensas investigaciones para documentar los horrendos abusos que ocurren en los campos de diamantes de Marange. En mayo de 2010, posterior a su encuentro con un representante del Sistema de Certificación del Proceso de Kimberley (el organismo mundial de control de diamantes) para hablar de los abusos que había sacado a la luz en Marange, Maguwu fue aprendido, encarcelado y torturado, acusado de suministrar información falsa. Human Rights Watch rinde homenaje a Maguwu por su tremendo coraje para acabar con las violaciones de los derechos humanos endémicas en la región.
Elena Milashina, Rusia
Como destacada periodista de investigación para Novaya Gazeta, el periódico independiente más prominente de Rusia, Elena Milashina saca a la luz la verdad sobre los abusos de los derechos humanos y la corrupción gubernamental. A pesar de los intentos de Rusia por a callar a sus críticos y ocultar los abusos, Milashina mantiene viva su voz, publicando relatos de desapariciones forzosas, ejecuciones extrajudiciales y torturas. Además, desempeña un papel activo en la investigación independiente del asesinato de Natasha Estemirova, una destacada defensora de los derechos humanos chechena que fue secuestrada y asesinada en 2009. Human Rights Watch rinde honor a Milashina por su coraje al enfrentarse al enormemente problemático historial de Rusia en materia de derechos humanos.
Consuelo Morales, México
Consuelo Morales trabaja en México en defensa de las víctimas de violaciones a los derechos humanos y para que sus abusadores rindan cuentas. En este país, las fuerzas de seguridad han cometido violaciones generalizadas contra civiles, entre las que se encuentran torturas, violaciones y “desapariciones”; sin embargo, sus crímenes quedan prácticamente sin investigar. Ante amenazas persistentes, la organización de Morales ha encabezado los esfuerzos en el estado de Nuevo León para documentar estos abusos, litigar casos clave y dar un apoyo crítico a las víctimas tanto de las fuerzas de seguridad como de los violentos carteles de narcotraficantes. Human Rights Watch rinde honor a Morales por sus valerosos esfuerzos en poner fin a la impunidad y ayudar a las víctimas de los abusos de la “guerra contra las drogas” en México.
Sussan Tahmasebi, Irán
Sussan Tahmasebi trabaja en concienciar al público en general sobre los modos en que las leyes discriminatorias violan los derechos humanos de la mujer en Irán. Tahmasebi lleva a cabo sesiones de formación sobre liderazgo y consolidación de la paz, y ayudó a fundar la galardonada Campaña de Un Millón de Firmas, que busca recabar apoyo para poner fin a las leyes iraníes con prejuicios en base al género. Tahmasebi ha sido acosada por las fuerzas de seguridad y le fue prohibido viajar al extranjero debido a su labor. Human Rights Watch rinde homenaje a Tahmasebi por su audaz compromiso con la promoción de la sociedad civil en Irán y su trabajo incansable por poner en primer plano los de derechos de la mujer a nivel nacional.
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(Kigali)—Los tribunales de justicia participativa gacaca de Ruanda han ayudado a las comunidades a afrontar el genocidio que tuvo lugar en el país en 1994, pero en una serie de casos han fallado a la hora de proporcionar fallos creíbles y justicia, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy. A medida que los tribunales gacaca se relajan en su labor, Ruanda debería implementar unidades especializadas en el sistema judicial nacional para examinar supuestos errores judiciales, dijo Human Rights Watch.
El informe de 144 páginas, “Justice Compromised: The Legacy of Rwanda’s Community-Based Gacaca Courts” (“Justicia en peligro: El legado de los tribunales comunitarios gacaca”), evalúa los logros de estas cortes y esboza una serie de graves deficiencias en su trabajo, incluyendo corrupción e irregularidades procesales. El informe también examina la decisión del Gobierno de transferir los casos de violación relacionados con el genocidio a los tribunales gacaca, y excluir de su jurisdicción los delitos cometidos por soldados del Frente Patriótico Ruandés (FPR), el partido gobernante del país desde que terminó el genocidio en julio de 1994.
“El ambicioso experimento de Ruanda en la justicia transicional dejará un legado mixto", dijo Daniel Bekele, director de África para Human Rights Watch. "Los tribunales han ayudado a los ruandeses a entender mejor lo que sucedió en 1994, pero en muchos casos juicios deficientes han dado lugar a errores en la administración de justicia”.
Para elaborar este informe, Human Rights Watch observó 2000 días de juicios en el sistema gacaca, revisó más de 350 casos y entrevistó a cientos de participantes en todas las partes del proceso gacaca, incluyendo acusados, supervivientes del genocidio, testigos, otros miembros de la comunidad, jueces y funcionarios del Gobierno local y nacional.
Desde 2005, más de 12,000 tribunales comunitarios han procesado 1.2 millones de casos relacionados con el genocidio de 1994. La violencia acabó con la vida de más de medio millón de personas, la mayoría de la población tutsi, la minoría étnica del país. Los tribunales comunitarios son conocidos como gacaca (significa "hierba" en el idioma nacional kinyarwanda) en referencia al lugar donde tradicionalmente se reunían las comunidades para resolver sus conflictos. Estaba previsto que los tribunales terminaran los juicios a mediados de 2010, pero su clausura fue aplazada en octubre de 2010. Según informes, en mayo de 2011 el ministro de Justicia anunció que los tribunales gacaca oficialmente cerrarían en diciembre de 2011.
Los tribunales gacaca fueron establecidos en 2001 para afrontar la sobrecarga de casos en el sistema de justicia convencional y a la crisis carcelaria. Para 1998, había 130,000 sospechosos de genocidio hacinados en una prisión diseñada para albergar a 12,000 personas, lo que se tradujo en condiciones inhumanas y miles de muertes. Entre diciembre de 1996 y principios de 1998, los tribunales convencionales sólo habían procesado a 1,292 sospechosos de genocidio, conllevando un amplio acuerdo de que un nuevo enfoque era necesario para acelerar el proceso judicial.
La ley gacaca de 2001 en Ruanda trató de resolver el cuello de botella. Los nuevos tribunales gacaca, supervisados por el Gobierno pero con limitadas garantías procesales, combinaban el derecho penal moderno con procedimientos comunitarios más informales y tradicionales.
El Gobierno de Ruanda superó enormes desafíos para poder crear un sistema que rápidamente procesara decenas de miles de casos de una manera que fuera ampliamente aceptada por la población, señaló Human Rights Watch. Entre los logros del sistema cabe destacar los juicios rápidos con participación popular, una reducción de la población carcelaria, una mejor comprensión de lo que ocurrió en 1994, la localización e identificación de los cuerpos de muchas víctimas y el posible relajamiento de las tensiones étnicas entre los hutus (el grupo étnico mayoritario) y los tutsi, que conforman una minoría.
Sin embargo, los ruandeses han pagado caras las concesiones que hicieron al establecer el nuevo sistema gacaca. Human Rights Watch encontró una amplia gama de violaciones al derecho a un juicio justo, como por ejemplo: restricciones a la capacidad del acusado para organizar una defensa eficaz; deficiencias en la justicia debido a la utilización en gran medida de jueces con poca preparación; acusaciones falsas, algunas de ellas basadas en el deseo del Gobierno de Ruanda de silenciar a los críticos; el mal uso del sistema gacaca para ajustar cuentas personales; la intimidación de testigos de la defensa por parte de jueces o funcionarios gubernamentales, y la corrupción de los magistrados y las partes vinculadas al caso.
"La creación del sistema gacaca fue algo muy bueno ya que permitió a la población jugar un papel importante en el proceso gacaca, pero los condeno [a los jueces] por tomar partido", declaró un testigo en un juicio presenciado por Human Rights Watch.
El Gobierno de Ruanda alegó que los derechos tradicionales a un juicio justo eran innecesarios porque los miembros de la comunidad –familiarizados con lo que sucedió en el área en 1994- expondrían falsos testimonios o parcialidad judicial. Pero Human Rights Watch descubrió que, en muchos casos, los posibles testigos prefirieron no declarar en defensa de los sospechosos de genocidio por temor a ser acusados de perjurio, complicidad en el genocidio o "ideología del genocidio", un delito vagamente definido que prohíbe ideas, manifestaciones o conductas que podrían dar lugar a tensiones étnicas o desatar la violencia. Otros temían el ostracismo social por ayudar a que los acusados se defendieran.
Un superviviente del genocidio entrevistado por Human Rights Watch se echó a llorar, admitiendo que se avergonzaba de haber tenido demasiado miedo como para testificar en defensa de un hombre hutu que había salvado su vida y las de más de una docena de sus familiares.
“Varias personas nos contaron que se quedaron en silencio durante los juicios gacaca a pesar de creer que los sospechosos eran inocentes", señaló Bekele. "Simplemente sentían que había demasiado en juego como para presentarse y testificar en defensa de las personas injustamente acusadas de delitos relacionados con el genocidio.
Human Rights Watch también entrevistó a varias víctimas de violación, cuyos casos relacionados con el genocidio fueron trasladados en mayo de 2008 de los tribunales convencionales, que ofrecen una mayor protección de la intimidad, a los tribunales gacaca, cuyos procesos son conocidos por toda la comunidad, incluso si se desarrollan a puerta cerrada. Muchas víctimas de violación se sintieron traicionadas por esta pérdida de confidencialidad.
La decisión del gobierno de excluir los delitos cometidos por soldados del actual partido gobernante, el FPR, de la jurisdicción de los tribunales gacaca, ha llevado a que las víctimas de sus crímenes siguen esperando justicia, señaló Human Rights Watch. Los soldados del FPR, que acabaron con el genocidio en julio de 1994 y pasaron a formar el actual Gobierno, mataron a decenas de miles de personas entre abril y diciembre de 1994. En 2004, la ley gacaca fue enmendada para excluir esos crímenes y el Gobierno tomó medidas para garantizar que estos delitos no se discutieran en los tribunales gacaca.
"Una de las graves deficiencias del sistema gacaca ha sido su incapacidad para otorgar justicia a todas las víctimas de delitos graves cometidos en 1994", dijo Bekele. "Al eliminar los crímenes del FPR de su jurisdicción, el Gobierno limitó el potencial de los tribunales gacaca para promover la reconciliación a largo plazo en Ruanda".
Jueces profesionales deberían revisar los serios errores judiciales en tribunales especializados en el sistema convencional, en lugar de los tribunales gacaca, tal como propuso el Gobierno de Ruanda a finales de 2010, dijo Human Rights Watch.
"Si los tribunales gacaca revisan las presuntas injusticias, se corre el riesgo de repetir algunos de los mismos problemas", advirtió Bekele. "En cambio, el Gobierno debería garantizar que sea el sistema de justicia formal el que revise estos casos de una manera profesional, justa e imparcial. Esto ayudaría a asegurar el legado de los tribunales gacaca y fortalecería el sistema de justicia de Ruanda para las generaciones futuras”.
Algunos testimonios del informe:
“No entiendo cómo puede pedirme que presente a los testigos de mi defensa si ni siquiera sé cuáles son los cargos que pesan en mi contra”.
– Un acusado durante su juicio en el sur de Ruanda.
“¿Por qué es que cualquier persona que diga la verdad y defienda a un hombre es considerado un traidor?”
– Un superviviente del genocidio que declaró como un testigo de la defensa en un juicio gacaca.
“Testificar para la defensa hace que uno corra el riesgo de que sus declaraciones se califiquen como mentiras”.
– Un funcionario del Gobierno local, explicando en una entrevista por qué tantos testigos no testifican.
“En el gacaca había muchas disputas personales que no tenían nada que ver con el genocidio”.
– Un superviviente del genocidio.
“Hay que dar dinero. A los jueces gacaca no se les paga así que establecen acuerdos para obtener dinero de los acusados".
– Un hombre acusado de genocidio que dijo haber pagado un soborno a los jueces del gacaca.
"El mayor problema con el sistema gacaca son los delitos que no se pueden discutir. Se nos dice que determinados crímenes, como las muertes a manos del FPR, no pueden ser discutidos en el gacaca a pesar de que las familias necesitan hablar. Se nos dice que guardemos silencio sobre estos asuntos. Es un gran problema. No es justo".
– Familiar de una víctima de delitos cometidos por los soldados del actual partido gobernante.
"El gacaca ha mejorado la situación porque las personas poco a poco se van acercando entre ellas, cuando antes no lo hacían".
– Juez gacaca (y superviviente del genocidio) que participó en juicios gacaca.
"Se trata de una reconciliación forzada por el Gobierno. El Gobierno obligó a la gente a pedir perdón y a perdonar. Nadie lo hace de buena gana... El Gobierno indultó a los asesinos, no nosotros”.
– Superviviente del genocidio que fue violada durante el genocidio.
"El gacaca ha dividido a los hutus y los tutsis aún más que antes”.
– Familiar de un hombre acusado de genocidio.
"¿Cómo decidirse sobre una política en torno al sistema gacaca? ... [Es] a la vez muy prometedor y muy peligroso [...] No hay manera de estar seguro de nada: es una apuesta enorme para las autoridades y la población de Ruanda, al igual que lo sería para cualquier donante que lo apoye (con la diferencia de que para los donantes no se trata de una cuestión de vida o muerte, mientras que para los ruandeses sí)".
– Académico y autor de un estudio sobre la cuestión del apoyo internacional de donantes potenciales a los tribunales gacaca.
Miles de menores en Chad, tanto niños como niñas, han sido reclutados como soldados por todas las partes en conflicto.
(Nueva York) - Estados Unidos debería suspender la ayuda militar a países que utilizan niños soldado, Human Rights Watch señaló hoy.
El 27 de junio de 2011, el Departamento de Estado de EE UU publicó una lista de seis gobiernos que utilizan a niños soldados en violación de la legislación estadounidense adoptada en 2008: Birmania, Chad, la República Democrática del Congo (RDC), Somalia, Sudán y Yemen. Cinco de los países - excepto Birmania - reciben ayuda militar de Estados Unidos.
"La estrategia de Estados Unidos de limitarse a decirle a los países que dejen de usar niños soldados no está funcionando", dijo Jo Becker, defensora de los derechos del niño de Human Rights Watch. "Mientras sigan recibiendo ayuda militar de Estados Unidos, estos países tienen pocos incentivos para dejar de reclutar niños".
La Ley de Prevención de Niños Soldados de 2008 impide a los gobiernos que utilizan a niños soldados recibir de Estados Unidos ayuda militar extranjera, entrenamiento militar, y varios otros tipos de ayuda militar estadounidense. Los seis países identificados en el nuevo informe sobre la trata de personas para el uso de niños soldados de 2011 fueron incluidos en la lista del Departamento de Estado por primera vez en junio de 2010. En octubre, el presidente Barack Obama emitió dispensas de interés nacional para permitirle a Chad, RDC, Sudán y Yemen continuar recibiendo ayuda militar a pesar de su uso de niños soldados.
Human Rights Watch instó al gobierno de Obama a no emitir exenciones generales a países que violan la Ley de Prevención de Niños Soldados a menos de que los gobiernos firmen acuerdos con la ONU para poner fin a la utilización de niños soldados y tomar medidas concretas para aplicar estos acuerdos.
El gobierno sostiene que la ayuda militar que proporciona a Somalia es asistencia para el mantenimiento de la paz que no está cubierta por la ley. El 22 de junio, los senadores Richard Durbin, de Illinois, y John Boozman, de Arkansas, introdujeron una legislación que enmendaría la Ley de Prevención de Niños Soldados para prohibir la asistencia para operaciones de paz a los gobiernos de los países que reclutan y usan niños soldados.
En la RDC, las fuerzas del gobierno reclutan activamente a niños y tienen cientos de menores en sus filas. El gobierno ha ascendido de rango a militares que han sido acusados - o incluso condenados - por el uso de niños soldados y el país se ha negado a cooperar con la ONU en la finalización de un plan para poner fin a su reclutamiento y utilización de niños soldados.
En Sudán Meridional, que logrará la independencia de Sudán en julio, El Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán ha seguido reclutando a niños, según informes fidedignos recibidos por Human Rights Watch. Tampoco ha implementado plenamente un acuerdo de 2009 para desmovilizar a todos los niños de sus filas.
Las fuerzas del gobierno yemení han reclutado a niños de tan sólo 14 años y las milicias afiliadas al gobierno también han utilizado a niños como soldados.
En Chad, un informe de febrero de 2011 emitido por el Secretario General de la ONU documentó el reclutamiento continuo de niños por el ejército de Chad, incluido el reclutamiento de niños refugiados sudaneses. El Gobierno firmó un acuerdo con la ONU el 14 de junio donde se compromete a poner fin a todo reclutamiento de menores, liberar a todos los niños de sus fuerzas militares y de seguridad, y permitir la supervisión de la ONU de sus instalaciones militares.
El acuerdo de Chad es un paso positivo, pero el progreso en otros países ha sido muy lento, dijo Human Rights Watch.
"El Congreso fue claro en su intención de que Estados Unidos no debe apoyar militarmente a los gobiernos que utilizan a niños soldados en sus fuerzas", dijo Becker. "El año pasado, el gobierno dio a estos países un pase. No debe hacerlo de nuevo".
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© Particular
29 junio 2011
Las autoridades del Kurdistán iraquí deben abrir de inmediato una investigación independiente sobre las agresiones contra personas relacionadas con las protestas para pedir reformas, ha declarado hoy Amnistía Internacional, después de que disparasen contra un abogado de derechos humanos.
Karwan Kamal, abogado encargado de la defensa de los manifestantes en la ciudad de Sulaimaniya, recibió el impacto directo de una bala y otras dos personas resultaron heridas cuando el domingo por la noche un hombre armado disparó contra ellos.
“Existen poderosas razones para pensar que Karwan Kamal fue atacado por su labor en defensa de los manifestantes que piden reformas”, ha manifestado Malcolm Smart, director de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Las autoridades kurdas deben llevar a cabo una investigación exhaustiva e imparcial sobre este tiroteo y poner a los responsables a disposición de la justicia. No se debe tolerar que se cometan agresiones contra defensores de los derechos humanos.”
Kamal acababa de salir de un restaurante con un amigo y recogía su vehículo de un aparcamiento cercano sobre las once y media de la noche cuando se produjo el tiroteo. Un hombre armado vestido con el traje tradicional kurdo efectuó cinco disparos a corta distancia, uno de los cuales alcanzó al abogado de derechos humanos en la pierna izquierda, por lo que tuvo que ser trasladado de inmediato al hospital.
Su amigo y un empleado del aparcamiento resultaron heridos por la metralla que se desprendió cuando otra de las balas alcanzó un muro de hormigón.
Al parecer, tras el tiroteo, una segunda persona que esperaba en un vehículo ayudó a escapar del lugar al autor de los disparos.
Kamal contó a Amnistía Internacional que no había recibido amenazas antes de la agresión, pero que sabe de otras personas que han recibido amenazas anónimas por apoyar a quienes tomaron parte en las protestas este año.
A partir del 17 de febrero comenzaron a celebrarse manifestaciones a diario, con la participación de miles de personas en Sulaimaniya y otras ciudades kurdas para exigir reformas políticas y de otra índole y el fin de la corrupción gubernamental.
Según los informes, unas 10 personas han muerto y muchas más han resultado heridas. Las fuerzas de seguridad hicieron un uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes, disparando a algunos de ellos. También resultaron muertos dos miembros de las fuerzas de seguridad.
Una comisión creada a petición del Parlamento kurdo para investigar estos sucesos ha pedido a las autoridades “que se procese tanto a civiles como a miembros de las fuerzas de seguridad a quienes la investigación considere responsables de cometer actos de violencia”.
Las manifestaciones, inspiradas por las protestas celebradas en todo Oriente Medio y el norte de África, se acabaron de forma repentina el 19 de abril ante la brutal campaña de represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad. Desde entonces, las autoridades han impedido toda manifestación en favor de reformas.
Se ha detenido a muchos presuntos manifestantes, algunos de los cuales han sido al parecer torturados bajo custodia.
Según los informes, a finales del mes pasado el joven de 28 años Ismail Abdulla, uno de los líderes de las protestas, fue secuestrado y torturado.
Un grupo de hombres armados vestidos con el uniforme de las fuerzas armadas kurdas y pasamontañas para ocultar sus rostros lo secuestraron y lo llevaron a un lugar aislado, donde lo golpearon, lo hirieron con cuchillos y lo amenazaron con matarlo si volvía a participar en alguna protesta.
“Las autoridades deben acabar con las agresiones a activistas políticos y de derechos humanos y restablecer el derecho a manifestarse de manera pacífica”, ha dicho Malcolm Smart.
“Se debe permitir a la población de la región del Kurdistán iraquí ejercer su derecho legítimo a la libertad de expresión y reunión sin temer por su seguridad.”
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A menudo se hace caso omiso de la violencia contra las mujeres y raramente se castiga
Las mujeres y las niñas sufren de manera desproporcionada la violencia: en la paz y en la guerra, a manos del Estado, de la comunidad y de la familia.
Desde los hogares a las zonas de conflicto, la violencia debe cesar.
La campaña de Amnistía Internacional: